A finales del siglo XV, concretamente el 30 de Septiembre de 1497, tuvo lugar en la Iglesia de Ntra. Sra. de Rocamador de la villa de Valencia de Alcántara, la celebración de la Boda Real entre Manuel I de Portugal (apodado "El Afortunado") y la infanta Isabel de Castilla, hija de los Reyes Católicos. Este matrimonio, acaecido con claras connotaciones políticas, fue todo un acontecimiento en la villa y marcó el punto de partida en la transición de la Edad Media a la Edad Moderna. A estas nupcias acudieron toda la corte real portuguesa y por parte española la reina Isabel La Católica con parte de su corte, ya que el rey Fernando El Católico tuvo que ausentarse debido a que se encontraba en Salamanca acompañando a su hijo Juan, gravemente enfermo y que murió tan sólo tres días despues del acontecimiento. Esta boda supuso el punto de partida para el inicio de unas relaciones fronterizas que serán centrales en el despegue urbanístico de Valencia de Alcántara y en su importancia como plaza fronteriza de gran interés estratégico. De esta forma, Valencia de Alcántara se verá indisolublemente unida a la variables y complejas relaciones con el reino vecino de Portugal. De hecho, será la adhesión de Portugal a la corona hispánica la que propicie el paso de Felipe II por las proximidades de la villa en 1580 y los intentos por romper dicha adhesión los que, a su vez, den lugar los duros enfrentamientos que marcarán el pulso del siglo XVII en el cual la bandera portuguesa llegará a ondear en la plaza.

Cabe destacar que el acontecimiento real, es representado y evocado cada año desde que en el año 2005 se decidiera conmemorar este acontecimiento estableciendo unas Jornadas Medievales denominadas "La Boda Regia", y que viene celebrándose desde entonces el primer fin de semana de Agosto.

Los siglos XVI y XVII suponen el despegue urbanístico de Valencia de Alcántara con la construcción o definitiva definición de sus principales monumentos. Iglesias como Ntra. Sra. de Rocamador, declarado monumento de interés Histórico-Artístico, y conventos como el de Santa Clara verán la luz, pero también casas solariegas y fortificaciones. Todo ello configurará un recinto homogéneo del que se conservan importantes testimonios y que permanecerá más o menos invariable durante el siglo XVIII y principios del XIX, siglos en los que se mantiene la conflictividad con el reino de Portugal y en los que la plaza aparecerá en los censos como una de las más importantes de la actual provincia de Cáceres. A comienzos del siglo XVIII la villa recibe la visita de Felipe V, primer monarca borbónico, que inmerso en la Guerra de Sucesión decide hospedarse en el Convento de San Francisco, hoy propiedad de los duques de la Victoria en otro ejemplo de la relevancia de Valencia de Alcántara como plaza fronteriza.

Fuente: www.valenciadealcantara.net

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