El comienzo del siglo XIX, tradicionalmente asociado a los inicios de la Edad Contemporánea, será especialmente conflictivo en el caso de Valencia de Alcántara que se verá envuelta en dos conflictos de hondo calado como el fugaz conflicto conocido como la Guerra de las Naranjas (1801) o la Guerra de la Independencia que, en el caso de Valencia de Alcántara, comienza en fechas tan tempranas como 1811. Los rigores que estos conflictos impondrán a una población acostumbrada a vivir con las crisis de subsistencia y la escasez no esconden el dinamismo comercial de la villa asociado al tráfico fronterizo.
Esta actividad, la del contrabando o estraperlo se convertirá en una fuente de ingresos fundamental para Valencia de Alcántara hasta la misma desaparición de la frontera en 1992 por el tratado Schengen. Durante el transcurso de este siglo apellidos ilustres como Espartero o Montesino aparecen asociados a Valencia de Alcántara. Sin embargo, el acontecimiento de mayor relevancia histórica para Valencia de Alcántara en el siglo XIX será la construcción de la línea de ferrocarril Madrid-Lisboa, ya que dicha construcción y la visita inaugural de Alfonso XII en 1881 significaban el salto definitivo de la localidad a la modernidad y la distinguía entre las poblaciones de mayor relevancia de la provincia y de la región.
La inestabilidad del primer y segundo cuarto del siglo XX estallaría en 1936 con la Guerra Civil entre el gobierno legalmente establecido de la República y las tropas nacionales sublevadas al mando del General Franco. Valencia de Alcántara, al igual que la provincia, se encontró desde el principio en la zona dominada por las tropas nacionales que a la postre serían las vencedoras en el largo conflicto, de ahí, que la población valenciana no experimentase la tragedia directa del conflicto militar, hecho que sin embargo, no impidió una conflictividad a nivel civil motivada por la gran inestabilidad y la situación bélica.
Con el final de la Guerra Civil el régimen franquista tomó cuerpo hasta que en 1975 la muerte del dictador pondría fin a un sistema que se sustentaba en su figura personal. Durante este largo período la población mantuvo su dinamismo asociado a la frontera y al hermetismo de un régimen que no confiaba ni siquiera en el régimen de similares características que se había establecido en el vecino Portugal. La llegada de la democracia y especialmente la adhesión a la Comunidad Económica Europea en 1982 significó el punto de partida en las relaciones hasta ahora soterradas de dos pueblos que, sólo políticamente, vivían de espaldas.
Sin embargo, la desaparición de la frontera terminó también con una estructura socioeconómica muy ligada a ella. Este declive de las actividades fronterizas intenta hoy ser suplido por una reorientación hacia el sector en la actualidad más productivo, el sector servicios. Turismo y servicios están llamados, por tanto, a ser hoy el futuro de una población históricamente apartada del desarrollo industrial, de una población que, pese a todo, mira al futuro con esperanza en la capacidad de los pueblos de invertir el rumbo del destino, trabajando con ilusión por un horizonte de convivencia común en una sociedad equilibrada que tenga como principal aspiración la búsqueda de la mejor calidad de vida posible para sus habitantes, una tarea en la que como en otros episodios de nuestra historia, debemos trabajar todos.
Fuente: www.valenciadealcantara.net
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